jueves, 15 de mayo de 2008

El chino es mi amigo

El siglo XXI está entre nosotros y nuestro país, para no ser menos, se ha puesto a la altura de las circunstancias con un montón de innovaciones. La mas reciente es “El tren bala” que lejos de considerarse un tren como el ex Mitre o Sarmiento nos proporcionará un cómodo viaje desde la capital hasta Rosario (Santa fe) y demás provincias aledañas en pocas horas.

Sin embargo no es el tren bala lo único que arribó a estas pampas. Desde hace muchos años unos mercados mas chicos que los supermercado tradicionales y mas grandes que el almacén de barrio llegó para quedarse y expandirse rápidamente. Estamos hablando de “el chino”.

El chino no pretende ser un genérico. Son personas de distintas nacionalidades llegadas del oriente para asentarse en nuestro país y tener una mejor calidad de vida brindando productos en su “mini mercado”.

Ahora bien, todos los barrios tienen cuatro o cinco “Chinos” acomodados en lugares estratégicos para hacer compras de inmediato sin perder tanto tiempo y pagando mucho menos que en un supermercado.
Villa Crespo tiene varios. Particularmente les voy hablar del que queda a una cuadra de mi casa.

Nunca supe cual es el nombre ya que Varela padre cuando me pide que vaya a comprar algo desliza la frase: “Juan, andá al chino” y yo voy al chino sin preguntarme si efectivamente son chinos, coreanos, japoneses, tailandeses o lo que fueran. Es un lugar medianamente grande y que contiene todos los productos que consumimos en casa. No tengo la necesidad de ir hasta el Disco que me queda a cuatro cuadras porque en el chino consigo todo lo que quiero.

El expendio oriental del que les estoy hablando está manejado por una señora que la vamos a llamar “mamá china”. Es la que maneja todo, proveedores, empleados, facturación y la única que habla castellano de corrido y casi sin faltas y con los tiempos verbales justos. Está para imponer orden y respeto pero siempre en buenos términos. Junto a ella está la cajera que la vamos a llamar “Hija de mamá china”. No habla mucho pero el trabajo lo hace bien, entrega bien el vuelto y hasta te pone los productos en las bolsas. Luego tenemos en la parte de fiambrería a la “Mamá de la mamá china” o mas corto “Abuela china” que tiene todavía problemas con el idioma pero se hace entender, es muy cordial y corta el jamón cocido como ninguna.

Al lado de ella tenemos al carnicero que, lejos de ser oriental, se llama Carlos y es de Turdera. No lo frecuento ya que nunca compramos carne en ese lugar pero al parecer es buena persona.

Por último tenemos a los empleados. Un repositor proveniente del Chaco que no se el nombre pero va a trabajar con la remera oficial y actual de Boca junto con un celular muy modernoso donde escucha música y en espacial cumbia. El hit por estos días dice algo como “nena, a tu cola le falta crema, a tu boca una manadera y con lo´ pibe´ te la vamo´ a dar…” pura poesía.

Y por si fuera poco tenemos a la hija menor de “mamá china” que le dicen “Jun”. Una teenagers de mas o menos 16 años que se viste muy Glam, toma café con leche en una taza de patito feo y no sabe casi nada de castellano. La jovencita grita mucho, corre por todo el lugar y se pelea con el repositor (se hablan en dos idiomas totalmente distintos pero se entienden, lo que habla a las claras de que no existen las barreras idiomáticas entre los dos).

Así es la vida dentro de un chino, una gran comunidad metida dentro de otra gran comunidad. Algunas veces me gustaría saber de que hablan cuando hablan y si es verdad que cortan la cadena de frío (aunque lo niegue y lo nieguen se que es verdad). Pero no hay que desmerecer a estos grandes comerciantes, si no, aprender y vivir en armonía.

clin caja y a cobrar.

Juan.-

1 comentario:

Anónimo dijo...

discrepo con el asunto de la fiambreria...no pertenencen a una cultura fiambrera ..no cortan bien el jamon...menos el salame...no encuentran el justo medio, o cortan fetas muy gruesas o muy finitas